Cayetano Ripoll, soldado de guerra contra Napoleón, es hecho prisionero por los franceses conociendo allí las ideas de la ilustración. A su vuelta a España, el nuevo maestro de escuela, sospechoso de haberse podido "afrancesar", es arrestado por el arzobispo de Valencia y acusado por 13 testigos, sin permitirle la defensa. El 31 de julio de 1826, la Iglesia confisca todos sus bienes y lo condena a la “pena de horca y a ser quemado como hereje pertinaz y acabado”. Ripoll será el último ajusticiado por un tribunal eclesiástico.
Al hablar de la Inquisición española se genera en ocasiones un vacuo debate consistente en minimizar el número de personas ajusticiadas “en nombre de Dios”, como si de ello pudiera desprenderse una mayor “bondad” de la institución. Es importante comprender que las personas ejecutadas por la Inquisición no deben contemplarse desde un balance numérico, sino simbólico: si de lo que se trata es de sembrar el terror entre la población y amenazar sobre determinados comportamientos, es más que suficiente con un ajusticiado en la hoguera por trimestre. La Inquisición no debe medirse por su número de ejecutados, sino por la instalación durante siglos de un régimen católico terrorista para con sus propios súbditos.
Respecto al número de víctimas en España, las primeras estimaciones de procesados y ejecutados las ofrece el propio secretario general de la Inquisición de 1789 a 1801, Juan Antonio Llorente, que publica en Paris en 1822, Historia crítica de la Inquisición. Según Llorente, a lo largo de su historia la Inquisición habría procesado a un total de 341.000 personas, de las cuales algo menos de un 10%, unas 32.000 habrían sido ejecutadas. El principal historiador moderno sobre la Inquisición, Henry Charles Lea, autor de History of the Inquisition of Spain, considera estas cifras muy exageradas. En los archivos de la Suprema y general Inquisición, en el Archivo Histórico Nacional se conservan las relaciones de causas entre 1560 y 1700. Dicho material proporciona información sobre 49.092 juicios, que han sido estudiados por Gustav Henningsen y Jaime Contreras. Según las estimaciones de estos autores, sólo un 1,9% de los procesados fueron quemados en la hoguera. Es decir, desde informes procedentes de la propia Inquisición, ésta reconocería como mínimo, unos 1000 ejecutados durante dicho periodo, si bien estos archivos no proporcionan información alguna respecto a las causas anteriores a 1560 y posteriores a 1700.
Entre los dos extremos, García Cárcel estima finalmente que el total de procesados por la Inquisición española rondaría los 150.000. Aplicando el porcentaje de ejecutados que aparece en las causas entre 1560 y 1700, puede pensarse en unas 3.000 víctimas mortales. Sin embargo es muy probable que esta cifra deba corregirse al alza respecto a su primer siglo de actuación, hasta alcanzar los 5.000 ejecutados*.
Más allá de una discusión en cifras, la esencia de la Inquisición no descansa únicamente en el número de ejecutados, sino en los cientos de miles de confiscados, embargados y ajusticiados denunciados anónimamente, desde la indefensión que produce un régimen arbitrario y terrorista en nombre de Dios. No se ha de olvidar que la Inquisición se aplica sólo entre los bautizados, y ello obliga a dejar al margen, todos los actos contra los no católicos, o los éxodos de los 200.000 españoles (de fe judía) o 300.000 españoles (de fe islámica o moriscos), que fueron expulsados de su país por no pertenecer al catolicismo.
(*) El cronista Hernando del Pulgar, contemporáneo de los RR.CC, calcula que sólo en su primera década de existencia entre 1480 y 1490, la institución habría quemado en la hoguera a 2.000 personas, y reconciliado a otras 15.000.
(Cifras y estadística de los autores, extraídas desde Internet y Wikipedia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario